viernes, 31 de octubre de 2008

Droga en los adolescentes

Una investigación de Clarín, basada en fuentes vinculadas a la atención de adictos, médicos forenses, informes privados y entrevistas a funcionarios, muestra elocuentes señales de alarma:

 Se duplicó la atención de emergencias derivadas de accidentes vinculados al consumo de alcohol y drogas entre 1995 y 2003, según un estudio financiado por la OEA.

 La demanda de ayuda al Programa de Asistencia e Investigación de las Adicciones del Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia aumentó un 20% el año pasado con respecto al 2002. Las consultas llegaron a 1.700.

 La demanda general de atención en el Cenareso, un hospital público especializado en adictos, aumentó 50% en los últimos dos años. La cifra de pacientes mujeres creció 300%.

 En los centros y hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires se duplicó la cantidad de personas atendidas entre el año 2002 y el 2003: de 15.000 a 30.000.

 Desde el 2001, la Dirección de Prevención Social de las Toxicomanías de la Policía Federal tuvo un 30% más de pedidos para brindar charlas y talleres orientativos en colegios e instituciones.

 En el primer cuatrimestre de este año, las consultas por tratamientos de recuperación en la Fundación Manantiales crecieron casi 50%.

 En 1986, la organización Narcóticos Anónimos comenzó a trabajar en Capital Federal con cuatro grupos de adictos. Hoy hay 108, en todo el país.

 En los últimos 10 años, creció de 30 a 300 la cantidad de cadáveres en los que se encuentran sustancias tóxicas, durante las 3.000 autopsias anuales que se practican en la Morgue Judicial de la Corte Suprema.

 En el Centro Nacional de Intoxicaciones, que funciona en el Hospital Posadas, las consultas por uso indebido de drogas escalaron de 50 en 1987 a 2.600 el año pasado.

 La venta de cerveza creció de los 240 millones de litros en 1980 a los 1.300 millones el año pasado, un salto del 400%. No es un dato menor. El jefe del Sedronar considera que el consumo de alcohol "es el CBC (curso de ingreso) de las drogas ilegales".

 Entre 1998 y 2003, el consumo de drogas en escuelas del área metropolitana creció del 7% al 11%, según una encuesta del Instituto Superior de Ciencias de la Educación, respondida por 14.900 alumnos y auspiciada por el Gobierno porteño. "Es un índice pavoroso", dice el director del trabajo, Carlos Santa María

"La evolución natural de una enfermedad incluye una manifestación inicial, un momento pico y una estabilización posterior. El consumo indebido de drogas en el país es una enfermedad que está todavía en un pico ascendente. Si no se toman medidas, en cinco o 10 años tendremos la heroína, que ya está haciendo estragos en Europa y Estados Unidos", advierte el doctor Osvaldo Curci, director del Centro Nacional de Toxicología.

Los especialistas subrayan que la droga se instala en los huecos sociales. En Argentina, más que huecos, hay cráteres: 1.200.000 jóvenes no estudian ni trabajan y muchos de ellos se inician en la droga cada vez a menor edad.

Un sondeo oficial en el sistema educativo habla de la extensión del problema al interior del país. "En Posadas, San Salvador de Jujuy o Ushuaia da lo mismo: los chicos empiezan a tomar alcohol a los 12 años, se desmadran a los 14 y tienen su primera borrachera antes de los 15. Hace 30 años, eso le sucedía a un adulto de 25", analiza Grimson antes de advertir que "el consumo precoz de alcohol da pie al consumo precoz de marihuana, de cocaína y de cualquier otra cosa".

Las acciones del Estado están limitadas: el presupuesto anual del Sedronar es de 9.200.000 pesos, similar al de hace tres años, cuando todavía no había estallado la economía y un peso valía un dólar. Además, la demanda de tratamientos y atención de adictos es mayor. Pablo Rossi, director general de la Fundación Manantiales y autor del libro Las drogas y los adolescentes, estima que esa suma "equivale a la ganancia que los narcotraficantes producen en la Argentina en un solo día".

Otro dato impactante: en la provincia de Buenos Aires, hay entre 300.000 y 500.000 personas que consumen drogas ilegales, según datos oficiales.

Las cifras paralizan, pero no deberían impedir una mirada más profunda, para saber qué les pasa y qué piensan los adolescentes, principales víctimas de la "epidemia" que por primera vez reconoce el Gobierno.

Según una encuesta realizada el año pasado por la consultora D'Alessio IROL entre 443 padres y 432 jóvenes, el 66% de los chicos afirma que sus amigos tuvieron o tienen algún contacto con la droga, el 24% dice haber intentado sacar a su amigo de la adicción y sólo el 10% cree haberlo logrado.

¿Otros datos? En la hipótesis de estar en una fiesta y darse cuenta de que alguien se está drogando, la mayoría (57%) no le prestaría atención porque "cada uno hace lo que quiere". Y el 15% admitió haber sufrido presiones del entorno para drogarse.

¿Por qué un adolescente prueba la droga? Para Rossi, "porque está instalado que el que se droga es más piola y los chicos son muy vulnerables a la opinión de sus pares. Pero cuidado: no todos los adolescentes que prueban una droga terminan adictos a ella. Contra lo que se piensa, los adictos no son personas carentes de afecto sino de límites: fueron demasiado consentidos. El principal reclamo de los pibes que vienen a pedir ayuda a nuestra fundación es ¿por qué me creíste? ¿Por qué no me dijiste no?

"Según el director de la Fundación Manantiales, hay otra clave para entender por qué los adolescentes son terreno fértil para cosechar drogadependientes: "es la que indica que todo adicto es un adolescente mental: como cualquier pibe, no tolera la frustración ni que le digan que no, está manejado por el principio de placer en lugar del principio de espera (quiere satisfacción inmediata, antes que trabajar y esperar un beneficio mayor) y tiene un pensamiento mágico omnipotente: se siente inmortal. Por eso la cura de una adicción implica de hecho una salida de la adolescencia.

"Marcelo Bono, director del Centro Nacional de Reeducación Social (Cenareso), explica que "el gran ejército de adictos usa las drogas en un intento por sentirse mejor, como si fueran un medicamento que los puede curar de una dolencia". "Son personas que estaban frente a una situación de colapso inminente en su vida psíquica o familiar. La droga le permite sentir que ese problema quedó atrás (con las drogas estimulantes, como la cocaína), que está silenciado (con las depresoras, como los tranquilizantes y el alcohol) o que logró aislarse del contexto (con las alucinógenas como la marihuana o las psicodélicas como el LSD)", agrega Bono.

Los especialistas sacan la última fotografía al movedizo mapa del consumo de drogas en Argentina. ¿Qué muestra? Que en este momento, las sustancias más utilizadas son la marihuana, la cocaína y la pasta base, un preparado previo al refinamiento de la cocaína con mucho poder de destrucción neuronal que por ser más barato se usa mucho entre los sectores más pobres.

Las drogas sintéticas como el LSD y el éxtasis, que son más caras, son más frecuentes entre los adictos de clase media y alta. Esos mismos especialistas coinciden en una advertencia: ningún adicto se puede recuperar en menos de dieciocho meses, y el tiempo promedio es de dos años.

Liliana Vázquez, coordinadora del posgrado en clínica de las adicciones de la Facultad de Psicología de la UBA, busca razones detrás de los datos. "Todos somos sujetos de consumo, siempre queremos algo más. Y ese marco social también tiene su costado en el rendimiento físico: están de moda los suplementos dietarios, las vitaminas, tomar pastillas, para estar "pila" todo el día. No hay espacio para la angustia, la pregunta y la frustración, para fracasar y volver a empezar." Algo que siempre es posible.

viernes, 17 de octubre de 2008

Las drogas entre los adolescentes

El consumo de drogas está creciendo de un modo alarmante entre nuestros jóvenes, como consecuencia de un conjunto de factores que deben ser decididamente enfrentados.

Por una parte, aumentó la oferta de drogas, y esto implica que ya la Argentina dejó de ser un país de tránsito y pasó a ser un considerable centro de consumo, con toda la trama de delitos, marginación y violencia que esto implica. Por otro lado, se está difundiendo de un modo explosivo el uso de sustancias tóxicas entre los jóvenes. En las zonas más castigadas por la pobreza la pasta base de cocaína conocida como paco está haciendo estragos entre los chicos y adolescentes, quienes quedan con gravísimas afecciones por el consumo de una sustancia enormemente dañina. Por su parte, entre los adolescentes pertenecientes a hogares de ingresos medios y altos el consumo de cocaína se está generalizando.

Según datos de la Secretaría de Prevención de las Adicciones y la Lucha contra el Narcotráfico, el consumo de cocaína entre escolares creció un 170% desde el 2001. Entre los adolescentes también subió el consumo de bebidas alcohólicas y, desde 1990, se duplicó la tasa de suicidios.

En el submundo de las drogas, la violencia y el delito se entremezclan con riegos cardiológicos y de contagio de enfermedades. Las drogas, en un sentido fuertemente autodestructivo, también revelan la dimensión de la crisis que viven muchos jóvenes ante las fuerzas y formas que dominan el mundo contemporáneo.

Hay drogas en las villas y hay acceso a las drogas entre los estudiantes; hay accidentes y delitos por drogas —hay drogas en 4 de cada 10 accidentes, en el 75% de las acciones violentas y en el 35% de las detenciones policiales—; hay, entonces, un fuerte peligro de que se naturalice la presencia de las drogas en nuestra sociedad. Ante esto, los desafíos son grandes. Es necesario tanto un combate más efectivo contra el narcotráfico como más programas para la recuperación de los jóvenes drogadictos y para la prevención entre los que no lo son.

El aumento del consumo de drogas entre los adolescentes plantea la necesidad de tomar medidas inmediatas. Hay que mejorar el combate al narcotráfico y disponer más programas para recuperación de drogadictos.